La kombucha es la bebida fermentada que está de moda por sus propiedades para la salud. Te contamos todos sus beneficios y te damos la receta para que la prepares en casa.
La kombucha es la bebida fermentada de moda que despierta pasiones. Su sabor peculiar va acompañado de beneficios para la salud. Cada vez más personas la consumen y por ello, actualmente se pueden encontrar bebidas comerciales a base de kombucha de muchos tipos.
Conviene conocer bien las características y propiedades de la kombucha para elegir bien. Otra opción es elaborarla en casa para tener todas las garantías de que se trata de una bebida de calidad. Te damos todas las claves para poder disfrutar de la kombucha.
La kombucha es una bebida fermentada que se obtiene fermentando té verde o negro azucarado con una colonia de microorganismos de aspecto gelationoso. El resultado es una bebida carbonatada (es naturalmente gaseosa) con un sabor parecido al de la sidra, muy rica en probióticos que enriquecen la microbiota intestinal y producen una amplia serie de efectos beneficiosos en la salud, comparables a los del kéfir o la chucrut casera.
Aunque ahora esté de moda, el hongo del té kombucha no es un producto de los tiempos modernos. Los primeros rastros de este cultivo único de levaduras y bacterias que toma forma de masa gelatinosa se encuentran en la antigua China. Se dice que la dinastía Han, que prevaleció en aquella época, utilizó el hongo kombucha como medicina.
La kombucha se prepara en té azucarado. La fermentación transforma el azúcar en alcohol y ácido acético, ácido láctico y ácido glucónico. Esto hace que kombucha tenga un sabor agrio y un contenido del 0.7 al 1.3 por ciento de alcohol. Para prepararlo en casa hay que seguir correctamente los pasos y ser muy escrupulosos con la higiene.
Las propiedades de la kombucha son múltiples, aunque debes tener en cuenta que se venden kombuchas pasteurizadas que no contienen ningún microorganismo vivo o productos con una cantidad excesiva de azúcar. Para obtener estos beneficios elige una kombucha con microorganismos vivos o, aún mejor, prepárala tu mismo en casa.
Para hacer kombucha necesitas un “hongo” o “scoby”, es decir, una muestra de la colonia simbiótica de bacterias y levaduras que vive en una estructura celulósica que flota sobre el té. Con cada nueva fermentación se crea una nueva capa o “disco” celulósico.
En cuanto a los microorganismos, la mayoría pertenecen al género de la gluconacetobacterias. También hay lactobacilos y levaduras zigosacaromices.
Como ocurre con el kéfir, los scobies pasan amistosamente de persona a persona, aunque también se pueden encontrar en tiendas ecológicas, herbolarios y comercios especilizados en fermentados.
Si decides hacer tu propia kombucha, debes seguir cuidadosamente las instrucciones y vigilar el aspecto de la colonia, pues podrían multiplicarse bacterias o mohos perjudiciales, como puede ocurrir en cualquier proceso de fermentación de alimentos.
Para preparar la kombucha necesitarás un poco de bebida ya preparada, el hongo o scoby, agua, azúcar, té, un tarro ancho de vidrio bien limpio para la fermentación y botellas más pequeñas con cierre de brida.
Si la pruebas y no tiene buen sabor, puede ser que esté en mal estado. Debe ser un poco gaseosa, con un punto ácido pero dulce al mismo tiempo. Si notas un cambio en el sabor o el olor de tu kombucha y te parece desagradable, no la tomes. Es mejor tirarla y empezar de nuevo. No te olvides de ir descartando la parte vieja del hongo y vigila su aspecto.
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